El alma viaja en el infinito, mientras decide donde quiere nacer nuevamente, esta consciente de sus experiencias, recuerdos y de los acuerdos previos que hizo antes de encarnar.
Cuando un
alma decide volver, esta escoge los padres que quiere tener de cuerpo a lo que
espera aprender y vivir durante esa nueva oportunidad de vida. Es ahí donde
esas almas se juntan para darle un nuevo cuerpo a esa parte de dios que viene a
este mundo.
Y es ahí
donde esa energía divina se une con la de esos nuevos padres y se crea un lazo
inquebrantable, que nadie puede romper. Por eso hay que estar agradecidos de
tener un hijo, sentirse dichosos de que un alma decidiera venir en tu familia,
que decidiera llevar tu misma sangre y aprender de ti.
Es el honor más
grande que alguien pueda recibir, aun cuando sienta que no está preparado para
criar un niño, si así dios lo permitió es que tiene todo lo que esa alma necesita
para desarrollarse en el entorno donde decidió reencarnar.
La aventura de dar vida con tener el milagro de tu hijo
Este nuevo
camino que desde el momento de la concepción empieza, está lleno de muchos
retos, de cuidados especiales, de amor y de espera, ya que muchas mares siente
eterno el paso de los nueve meses para poder conocer a su bebe.
Desde el
vientre los padres están dándole al bebe las herramientas que necesita para
vivir saludablemente, también lo llenan de amor, y todo eso va siendo un
aprendizaje para esa alma que aun tiene cosas por vivir y por eso fue enviada
nuevamente a este plano.
Como padres
tienen un camino largo que recorren donde tendrán la responsabilidad de guiar a
esa alma en el camino del bien, para que la misión de ese ser pueda cumplirse.
Cada uno de nosotros tenemos un motivo por el que vivir.
Y hay que
descubrirlo, por lo tanto el alma decide qué familia la puede ayudar a lograr
esa misión de vida que tiene y así aprender lo necesario para cumplirla. Ese es
el trabajo de los padres, encaminar esa alma hacia ese objetivo que tiene.
Aunque el
camino siempre es duro, hay momentos buenos, momentos tristes, pero un padre y
una madre nunca se arrepienten de lo que tienen que vivir para ver crecer a su
hijo.
Ten presente que fuiste elegido para la misión más grande de tu vida, darle un cuerpo físico a un alma, a una chispa de Dios.
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